martes, 19 de noviembre de 2013

En los setenta, la falda y la blusa se convirtieron  en el auténtico más corriente, ya que resultaban adecuadas para todas las ocasiones. En un principio las blusas casi siempre eran muy sencillas y estrechas ,aunque con el transcurso de los años se introdujeron modelos de inspiración romántica.
En 1970 las faldas eran tan cortas como nunca lo habían sido, e decir, que solian cubrir apenas las nalgas. Pero muy pronto se empezó a extender un movimiento contrario : aparecieron en el mercado las primeras faldas de longuitud media, las denominadas midi. La mayoría de las veces se trataba de faldas con cuatro costuras y mucho vuelo, o sea, que no tenían nada q ver con el corte recto de las faldas características de los setenta. Combinaban bien los jerseys o chaquetillas que llegaban a la altura de la cintura. Estas chaquetas estaban adornadas a veces con piel artificial y presentaban una capucha, una forma de cuello y/o sombrero extraido de la moda deportiva y de la ropa para el ocio.
Añ principio la midi no se impuso fácilmente, pues las mujeres se habían acostumbrado al gusto por lo corto y encontraban la minifalda más juvenil que las faldas de longitud media. Mucho antes se aceptaron los abrigos que llegaban al suelo: se conseguia un contraste muy especial al conbinarlos con una minifalda. Las faldas con botones costituian una prenda intermedia. Se podían desabrochar los botones que se deseara para que la falda cubriera las podillas, de acuerdo con el gusto mas puritano, a la vez que permitían reducir las longitud de la falda y satisfacer, asi, un gusto mas provocativo.
Sin embargo, en 1975 ya no estaban de moda las faldas extremadamente cortas, se habían impuesto las faldas acampanada o plisadas que llegaban a la altura de las rodillas. Las nuevas faldas resultaban muy correctas y, al menos desde la perspectiva actual, daban un aspecto mas formal e integro.
Se confeccionaban de punto, tweed o de tejidos de lana a cuadros y se podían convinar con cortas chaquetillas de punto, jerseys o blusas, y a veces también con chaleco de punto. Posteriormente aparecieron las faldas fundidas, así como las que presentaban pliegues sin planchar y, a veces , también parches.
Entre las adolescentes de la época se extendió el uso de las faldas largas hasta el suelo, en el caso de que no llevaran vaqueros. Estas faldas tenían forma circular o bien presentaban mucho vuelo y 

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